-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------“El libro es como la cuchara, el martillo, la rueda, las tijeras. Una vez se han inventado, no se puede hacer nada mejor. El libro ha superado la prueba del tiempo... Quizá evolucionen sus componentes, quizá sus páginas dejen de ser de papel, pero seguirá siendo lo que es.”

UMBERTO ECO

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lunes, 15 de noviembre de 2010

ARQUITECTOS DE BIBLIOTECAS

UN LUGAR DE ENCUENTROS

Para el arquitecto que debe construir una biblioteca la cuestión que se le plantea es si es mejor colocar las estanterías recubriendo las paredes en todo su perímetro o, si por el contrario, es preferible dejar que la luz penetre por ventanas situadas en las paredes como vidrieras de una catedral, colocando las estanterías en el centro.
La elección que debe hacer no es solamente cuestión de funcionalidad sino que guarda además relación con las distintas formas de entender la lectura y el saber.
En el primer caso, los libros rodean al lector que quedaría así como protegido por ellos bajo una luz cenital que subraya la sensación de intimidad pero también de clausura.
En el segundo caso, es el libro el que queda rodeado por los lectores con una luz más abundante y natural penetrando a través de paredes abiertas al mundo.
A decir verdad, no existe una forma arquitectural específica para la biblioteca como existe, por ejemplo, para las estaciones o los estadios.
En el fondo, la arquitectura de las bibliotecas surge el día en que se empieza a tener en cuenta al lector y la biblioteca se convierte en pública y se considera como un lugar cívico.
Los lectores no son iguales. Unos leen escondidos, otros a descubierto. Son necesarias en la biblioteca cuevas y jardines. Espacios claros y amplios donde se pueda leer de pie tomando notas sobre un pupitre y rincones íntimos donde se pueda teclear en el ordenador portátil.
La construcción de bibliotecas se ha convertido en un examen obligatorio para un arquitecto. Los mejores ya lo han pasado
Finlandia es un paraíso para la arquitectura y para las bibliotecas. Los finlandeses, diez veces menos numerosos que los franceses, toman prestados tantos libros como éstos. Más de cien millones al año. 
El gran arquitecto Alvar Aalto fue uno de los primeros en "imaginar" una biblioteca que no fuera un paralelepípedo rectangular. Su pequeña Biblioteca de Seinäjoki (1965), en forma de abanico y con varios pisos es una auténtica maravilla. Otros han seguido su ejemplo y han abandonado las tristes normas dictadas por los arquitectos americanos especialistas en universidades (un solo piso, ángulos por todas partes, luz monocorde) que sólo piensan en términos de cost effectiveness y terminan, a fuerza de añadir salas de espera para estudiantes apresurados, por malgastar el espacio y las colecciones como en una economía de país rico.

Extracto
Melot, Michel. La sabiduría del bibliotecario. Euskadi: Gobierno vasco, 2005.

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