-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------“El libro es como la cuchara, el martillo, la rueda, las tijeras. Una vez se han inventado, no se puede hacer nada mejor. El libro ha superado la prueba del tiempo... Quizá evolucionen sus componentes, quizá sus páginas dejen de ser de papel, pero seguirá siendo lo que es.”

UMBERTO ECO

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domingo, 14 de julio de 2013

UNA BIBLIOTECA QUE ES DOS ESPEJOS


Biblioteca Pública Iván de Vargas.JPG
BIBLIOTECA IVAN DE VARGAS
El guía está explicando la basílica de San Miguel, pero los turistas le dan la espalda a la barroca fachada. La foto que mola es la del reflejo de la iglesia en la Biblioteca Iván de Vargas. Un geométrico muro de piedra con un enorme hueco que da a un patio de cristal que hace las veces de espejo. "La fachada de la iglesia se convierte así en mi fachada; afronta su situación urbana con un gesto contemporáneo", explica Ramón Andrada, arquitecto de la biblioteca. En su interior, la iglesia se cuela por las ventanas animando el recorrido de la escalera a la zona de lectura. En el último piso hay una sala de cristal que flota sobre los tejados de Madrid. Desde su altura se puede mirar a los ojos a los angelotes que anidan en San Miguel. La visión de la iglesia está tan presente en el proyecto que hasta aparece en los planos.
Entrada a la biblioteca
entrada a la bibloteca
Por fuera la biblioteca tiene dos partes: la nueva y la que parece antigua pero también es nueva. La primera es una obra "atemporal" según Andrada, un cubo de piedra y cristal de trazos contemporáneos; se construyó tras derribar unas fachadas falsas de 1951. La segunda es una "reconstrucción literal" de la Casa de Iván de Vargas, un edificio del siglo XVII construido sobre la finca del XI de dicho señor, que fue el patrón del patrono de Madrid: en su casa trabajaba de criado san Isidro.
Sala juvenil
sala juvenil
Las fachadas originales estaban protegidas y el proyecto de Andrada preveía mantenerlas, pero cuando arrancó la obra en 2002 el edificio era ya "un enfermo desahuciado". "El ladrillo y el adobe se nos deshacían en las manos", dice el arquitecto. En su lugar hizo lo que le pareció más cercano a una restauración real, una conceptual: "es como si las hubiera restaurado, punto a punto, en el 100% de los puntos". Colocó los escudos y cerrajerías que retiró antes de demoler, usó teja vieja y recreó el abombamiento de los muros revocados a la madrileña. Las nuevas fachadas que parecen antiguas son también un espejo: reflejan literalmente lo que hubo, pero no son lo mismo.
Andrada ha mantenido la traza original y el patio conserva un pozo "milagroso" visitado durante siglos por san Isidro. También dos magnolios de 15 metros. "Conservarlos fue un empeño personal", dice el arquitecto que se ocupó de que se regasen y podasen durante una década de obras. Sus alargados troncos octogenarios se confunden con los pilares de madera. Unos y otros se miran en los cristales, creando un delicado y confuso bosque de reflejos entre lo viejo y lo nuevo.

Fuente: elpais.com  7 de marzo 2011



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