-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------“El libro es como la cuchara, el martillo, la rueda, las tijeras. Una vez se han inventado, no se puede hacer nada mejor. El libro ha superado la prueba del tiempo... Quizá evolucionen sus componentes, quizá sus páginas dejen de ser de papel, pero seguirá siendo lo que es.”

UMBERTO ECO

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miércoles, 15 de septiembre de 2010

EL PLIEGUE MILAGROSO

Si tuviera que definir un libro hoy en día, diría que se trata de un objeto que tiene un peso, un formato, una textura y un precio, que circula y se trasforma... 
Diría que el libro ha nacido del pliegue. Tomad una hoja y dobladla en dos, obtendréis lo que llamamos un libro. Se tiene de pie, se puede cerrar y abrir. La hoja se ha convertido en volumen...
El pensamiento en formato doblado no es igual que el pensamiento que se expresa enrollado. No ocupa ni el mismo espacio ni el mismo tiempo. el pliegue transforma prodigiosamente una forma simple en una forma compleja sin añadir nada. La hoja simple se convierte en doble, cuádruple o más si fuera necesario. Simplemente doblándolo, el folio se convierte en tridimensional. El hecho de doblarlos divide los espacios sin separarlos, éstos permanecen a la vez distintos y solidarios, de dos en dos, recto con verso...
Gracias al doblado nace una forma de pensamiento, el de la dialéctica, que se articula al ritmo de las páginas que se ojean, se oponen y se pasan. A esta forma de orientar este espacio es a lo que llamamos lectura, ésta tiene una dirección y cuando terminamos el libro, éste queda nuevamente doblado.
Nuestro pensamiento ha sido moldeado por el libro, o dicho de otra forma, el libro ha dado forma a nuestro pensamiento occidental.
Un libro comienza y termina, se abre y se cierra de una manera lineal y orientada, en principio irreversible como el tiempo aunque nada impide al lector comenzar la lectura por el final o saltando entre capítulos. Cerrar un libro no es menos emocionante que abrirlo. En el interior de un libro se puede encontrar cualquier cosa, incluso la felicidad, como lo proclamaba el eslogan impreso en las camisetas de una asociación de bibliotecarios de Quebec: "Bajo las cubiertas se encuentra la felicidad, preguntad al bibliotecario". Pero una vez cerrado el libro, su poder se pierde como el de la lámpara de Aladino.

Extracto
Melot, Michel. La sabiduría del bibliotecario. Gobierno vasco 2005.

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