"El universo (que otros llaman la biblioteca) se compone de un número indefinido -y tal vez infinito- de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas. Desde cualquier hexágono se ven los pisos inferiores y superiores: interminables. La distribución de las galerías es invariable. Veinte anaqueles, a cinco largos anaqueles por lado, cubren todos los lados menos dos; su altura, que es la de los pisos, excede apenas la de un bibliotecario normal. Una de las caras libres da a un angosto zaguán, que desemboca en otra galería, idéntica a la primera y a todas. A izquierda y a derecha del zaguán hay dos gabinetes minúsculos. Uno permite dormir de pie; otro, satisfacer las necesidades finales.
Por ahí pasa la escalera espiral, que se abisma y se eleva hacia lo remoto. En el zaguán hay un espejo, que fielmente duplica las apariencias. Los hombres suelen inferir de ese espejo que la biblioteca no es infinita (¿si lo fuea realmente, a qué esa duplicación ilusoria?) yo prefiero soñar que las superficies bruñidas figuran y prometen el infinito..."
Intentar construir lo imposible ha sido una de las tentaciones más antiguas de la humanidad, la torre de Babel es la primera referencia de esta desmesurada ambición. Construir hasta los límites de la razón parece haber sido una necesidad para algunos personajes históricos; sin embargo, este impulso desmedido produjo las pirámides, la Gran Muralla, etc.
Hay numerosos ejemplos de referencia a la arquitectura en la obra de Jorge Luis Borges y, sin duda, una de las más claras y precisas es su relato sobre "La biblioteca de Babel". En ella se extienden los límites espaciales hasta abarcar el universo entero; la biblioteca ocupa todo el universo.
En la biblioteca propuesta por Borges encontramos una racionalidad que rebasa las necesidades puramente literarias y se aporta, con minuciosa precisión, la detallada descripción de sus componentes arquitectónicos. No existe otra obra de ficción que intente hacer de la arquitectura el centro -el protagonista- del relato.
No es este un sueño desdibujado; por el contrario, la lúcida pesadilla se describe con la precisión de un experto, de un arquitecto. La red de galerías aloja, con notable acierto, los anaqueles de libros; quedan libres solo dos lados de cada hexágono, en donde se localizan los espacios de interconexión. La circulación vertical entre las galerías se resuelve con una escalera en espiral que ocupa el centro de cada seis hexágonos. No se dan detalles de su sistema constructivo, pero resulta notable cómo se soluciona -intuitivamente- el problema fundamental del peso de los libros de los anaqueles, reuniéndolos en un eje estructural común.
Es curioso que, además de su indiscutible prestigio como uno de los más grandes creadores de la escena literaria mundial, Borges tuviera un enorme talento como arquitecto. Si la afirmación parece exagerada, bastaría releer algunos de sus relatos para caer en la cuenta de la gran importancia que concedía al espacio construido.
Una biblioteca para la obra de J.L. Borges
La importancia de la obra de Borges merece, al menos, un lugar donde ubicarla espacialmente; en lugar de las estatuas convendría proponer, para enaltecer su memoria, la construcción de una biblioteca dedicada a su trabajo y a albergar las obras -los libros- a los que dedicó su vida.
La perfecta biblioteca, la que albergaría todo lo que él y todos los escritores del pasado y del futuro pudieran escribir, ha sido descripta con toda fidelidad en su lúcido y genial relato. El universo es un infinito edificio que es recorrido por solitarios cuyo destino final es irrelevante: lo importante son los libros.
Bastaría encontrar alguna institución dispuesta a promover esta tarea para poder convertir en realidad esta formidable ficción.
La propuesta que se presenta en el dibujo -que es una fiel reproducción de la descripción que Borges hizo de la biblioteca de Babel- es un intento que pretende poner límites a esta magnífica utopía; un tributo construido a su obra, acercando los límites de la ficción a los de la realidad.
Estimada Silvia Soria
ResponderEliminarMuy interesante su publicación, adscribo a la idea asociada a esta otra:
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/09/17/cultura/1284727693.html
Cordiales saludos
Daniel Canosa