Individuo, naturaleza y agua, mezclados en la construcción de una biblioteca Es el resultado de un trabajo en equipo entre profesionales japoneses y colombianos. Aquí se entrelazan dos culturas y dos maneras de hacer arquitectura.
Dentro del Plan Municipal de Parques Biblioteca de la Alcaldía de Medellín durante la administración de Sergio Fajardo, la biblioteca de Belén fue la última en ser construida.
Si bien el plan estipula que las bibliotecas deben ubicarse en zonas marginales de la ciudad, su caso es especial. Belén es un barrio consolidado pero la zona donde está ubicada la biblioteca conserva una imagen poco amable, un lugar oscuro y prohibido en la memoria de la gente pues allí quedaban las antiguas instalaciones de la Sijín.
¿Cómo se vinculó Hiroshi Naito, uno de los grandes arquitectos contemporáneos de hoy, al proyecto de Belén? Gracias a la cooperación que se da entre Colombia y Japón, comenta Carlos Mario Rodríguez, actual gerente de la Empresa de Desarrollo Urbano de Medellín (EDU) y quien fuera en ese momento gerente de diseño urbano de la misma entidad.
En 2003, gracias a un grupo de profesionales colombianos que trabajan en Japón, organizados a través de nuestra embajada allá, se logró que las autoridades del Laboratorio de Ingeniería y Paisajismo de la Universidad de Tokio, en cabeza de Naito, financiaran y desarrollaran los estudios y los diseños, que nosotros después contextualizamos, agrega Rodríguez.
La primera visita que hicieron los japoneses en febrero de 2006 sería el comienzo de una serie de encuentros de arduo trabajo.
Nosotros incluso creamos un taller de arquitectura para este proyecto, del cual fui coordinador, explica el arquitecto John Ortiz.
Muchos fueron los retos en este proyecto.
El más grande fue entender el valor de la arquitectura en un país extranjero ubicado al otro lado del mundo. Nuestro objetivo era crear una arquitectura en armonía con el carácter y la cultura de la región, explica Naito.
Para ello recorrimos el lugar, tocando los materiales, conociendo la arquitectura local, involucrándonos con la gente.
En la Plaza de las Personas el ser humano se puede expresar. Allí se dan los conciertos, los eventos y los encuentros, es retomar de alguna manera la plaza pública.
La segunda plaza, central y más íntima, es la Plaza del Agua, elemento fundamental del proyecto. Y la tercera es la Plaza Verde, un espacio de transición entre la ciudad y la biblioteca, agrega John Ortiz.
Acorde con estas temáticas, en la Plaza de las Personas se ubicaron locales comerciales, una cafetería y en la fachada el gran teatro.
Para suavizar este último espacio se creó una cascada de lado a lado, trayendo de nuevo el agua como elemento generador de sensaciones: humedad, tranquilidad, sonido.
La Plaza del Agua por su lado fue concebida como un patio interior cuyo centro es un imponente espejo de agua de 30 metros cuadrados con profundidad de 40 centímetros que se mantiene al nivel del piso gracias a una grieta lateral, logrando un efecto muy interesante de continuidad.
En esta plaza se articulan los edificios más importantes: la biblioteca de adultos, la de niños y el teatro, con otros servicios auxiliares (galería de arte, salones de trabajo) y dos espacios especiales: el salón Mi barrio, en donde se exhibe la historia de Belén y de la ciudad, y la Sala de la Cultura Japonesa, como un vínculo entre las dos culturas.
Estructura y materiales
El lenguaje exterior de todos los edificios es el mismo. Ninguno rompe con la escala de barrio ni con el paisaje.
Si bien los tres edificios principales son más grandes, las alturas están pensadas para que se mimeticen en el espacio. En el caso de las construcciones sencillas, estas se sostienen por muros portantes.
En términos de materiales, los dos equipos se dieron a la tarea de buscar los más apropiados, aquellos que se producen en la región y que son consistentes con el entorno.
Para los muros, la apuesta se hizo por bloque de concreto blanco con agregados cerámicos. Luego vienen los pisos, en baldosa de concreto en un tono también claro y superficie rugosa antideslizante.
En los interiores se dispusieron alfombras en los espacios principales y pisos en madera en los edificios auxiliares.
La presencia del metal no podía faltar en la estructura de la Plaza del Agua. Columnas y vigas son metálicas y la cubierta en madera.
La teja también hace presencia como un material muy local que contrasta con los muros y el cielo, perfilando los edificios.
Pasados dos años desde el inicio del proyecto, Naito recuerda a los niños del vecindario nadando en la piscina y una gran asistencia al evento de inauguración.
“Hablamos directamente con ellos, estrechamos sus manos. Ahí sentimos que el proyecto lo logramos con la gente".
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